sábado, 4 de abril de 2009

Capitulo II: La construcción de un reino (parte 1)

-Kendor!- exclamó Avahor-.
-A que te refieres, oh! gran líder de lideres?- dijo Zeridian con un alto sentido de sarcasmo-.
-Ya te dije que olvides lo que dijo Ekrom, no creo ser un líder- respondió Avahor algo incomodo por la broma de Zeridian-; sin embargo, si soy un gran arquitecto y el castillo que construiremos será así- diciendo esto le enseñó a Zeridian los planos que había dibujado para el castillo-.
-No esta nada mal y hasta le has dibujado personas- Zeridian no podía contenerse de bromear con Avahor, sentía que era algo natural-. Será mejor que vaya por Kripper y Paco para ver como construimos ese castillo- y diciendo esto se alejó en busca de los magos-.
-No se porque presiento que vamos a tener muchas diferencias Zeridian- le dijo Avahor, pero él ya estaba muy lejos para escuchar-. 

Al otro lado del reino Kripper y Paco recorrían los grandes valles que cubrían el futuro reino. Ekrom había hecho un buen trabajo dejando que la magia natural se apoderará de todo el lugar. Había una basta cantidad de animales exóticos, pero muy pocas criaturas mágicas; aunque en algunos bosques se podían encontrar grandes grupos de ents. 

Ekrom les había dicho que cerca de la cascada, pasando el pequeño bosque rodeado de ents, encontrarían un pequeño regalo que les serviría hasta el final de sus días. Grande fue la sorpresa al llegar al lugar que el espíritu les había indicado. Después de cruzar el bosque unas hadas bailaron alrededor de los dos magos y los dirigieron cerca de la cascada donde un gran prado se extendía albergando docenas de caballos. Quedaron embelezados mirando con que libertad corrían los caballos y como jugaban a cada segundo. Las hadas se alejaron entonando una canción que los magos encontraron algo irritable. Sin saber que hacer en tal lugar, esperaron por las hadas. Al regresar, cuatro caballos blancos las seguían. Al ver los caballos, los magos no pudieron articular sonido alguno; no era para menos al ver caballos tan hermosos. Su pelaje era tan blanco como una nube, pero brillaba como la plata mas fina cuando los rayos del sol caían. Tenían un paso muy elegante, el cual los hacía destacar entre los demás. Parecían ser los reyes entre todos los caballos.

-Estos caballos son para ustedes- dijo la melodiosa voz del espíritu de Ekrom que los había observado todo este tiempo sin hacer el menor ruido-. Solo puedo ofrecer lo mejor para ustedes, reyes de Ekrom.
-Por favor, no nos llames así- dijo Paco- no somos más que unos simples magos y no creemos ser capaces de llevar un titulo más grande que nuestros nombres.
-Así serán llamados por su futuro pueblo- respondió el espíritu con una gran sonrisa- aunque ustedes no lo deseen, porque son lideres de Ekrom.
-Hmm, Líderes de Ekrom- dijo Kripper- eso me gusta más que rey- terminó riendo y Paco también-. El pueblo que crezca aquí nos conocerá como Líderes de Ekrom y no como reyes.
-Serán entonces Los Cuatro Líderes de Ekrom y estos son mis regalos por aceptar tan grande misión- al decir esto, el espíritu se acercó a los caballos y estos la rodearon. Ella cerró los ojos y se arrodilló, los caballos se tendieron alrededor de ella. Ella pronunció palabras que los magos nunca entendieron, pero luego de eso se levantaron-. Ellos son sus amos ahora- diciendo esto, un caballo se acercó a Paco y otro, a Kripper, al ver a los otros dos se podía ver algo de tristeza en sus ojos-.

Kripper y Paco cogieron las riendas de los otros dos caballos y fueron en busca de Avahor y Zeridian. No muy lejos de allí encontraron a Zeridian y uno de los caballos restantes galopó con energía hacia él. En el camino de regreso le contaron lo sucedido a Zeridian y una vez que llegaron con Avahor sucedió lo mismo.

Una vez reunidos Los Cuatro Líderes de Ekrom, se sentaron en un tronco caído para conversar sobre la futura construcción de el Castillo de Kendor. Pasaron largas horas modificando los diferentes cuartos del castillo, lugares secretos y la ubicación.

Decidieron que el centro del castillo sería el mismo lugar donde estaban sentados y en ese mismo instante comenzarían la construcción. Los magos se levantaron y concentraron su poder, cada uno conjuro un enorme golem de hierro. Estas enromes criaturas de hierro median cerca de seis metros cada una y eran capaz de levantar pesos miles de veces el suyo. Aunque normalmente eran utilizados para defender pequeños pueblos o torres de magos, también eran de mucha ayuda al momento de construir grandes edificaciones como lo sería el Castillo de Kendor.

Lentamente los golem trajeron gigantes piedras desde canteras alejadas dentro de Ekrom y empezaron a dar forma al gran castillo. Por su lado, los magos fueron en busca de los futuros pobladores de este reino. 

Avahor, Kripper, Zeridian y Paco regresaron por los caminos que una vez los unieron en busca de seguidores para su noble causa. Con el pasar de los días cada quien encontró en sus caminos personas de corazón puro que no dudaron en dejar sus lugares de origen para acompañarlos. 

Al regresar a Ekrom se encontraron todos y parecían conocerse de toda la vida. Con todas sus energías, mucho empeño y unos pocos hechizos mágicos, los nuevos pobladores de Ekrom empezaron a construir su nuevo hogar. Empezaron a construir el Reino de Ekrom.

jueves, 12 de marzo de 2009

Capitulo I: El Encuentro

Olry, conocida como el Reino de la Cultura, mantenía un balance entre magos y ciudadanos, bastante parejo. Era gracias a estas personas que Olry vivía en un constate auge cultural. Pacíficos y trabajadores, siempre habían sido así. Al norte tenían el desierto de Aruk y más al norte el bosque de los Auros, de ir más al norte llegaríamos a las Montañas Infranqueables. Eran a los pies de estas montañas que cuatro camino se encontraban. 

Eran tiempos extraños en Terra. El mal se expandía por diferentes regiones y el bien que antes reinaba era aplacado un poco más cada día. La gente aun no tenia idea de cuan grave era el mal que esparcía su manto de oscuridad sobre Terra. 

Cuatro magos habían partido desde tierras lejanas buscando la salvación de Terra. Estos venían de diferentes escuelas de magia y poseían poderes diferentes entre si. Fue quizás el destino o una simple casualidad de la vida lo que unió a estos cuatro magos a los pies de las Montañas Infranqueables. 

Se detuvieron en la intersección de los caminos y se miraron fijamente sin mencionar palabra alguna. En las miradas de cada uno se podía ver paz y calma. Sin importar de donde vinieran, ni a que orden mágica pertenecieran, la bondad en la mirada siempre será un idioma universal. 

Uno de ellos decidió tomar la iniciativa y dio un paso adelante. Vestido con una túnica azul, se quitó la capucha de la cabeza y miró a los otros tres magos, pero justo en el momento en que decidió hablar el suelo se movió bajo sus pies. Los magos levantaron la mirada a las montañas y vieron con asombro como estas se desvanecieron como una simple ilusión ante sus ojos. Conocedores de toda la magia, sintieron miedo por algo que parecía tan desconocido.

Ante ellos se disiparon las montañas ilusorias que dieron paso a un gran valle. Los magos se acercaron y cruzaron lo que antes fueron las faldas de las montañas. Habían llegado a un valle virgen que había permanecido oculto por quien sabe cuanto tiempo en Terra. Uno de los magos miro atrás y vio la intersección del camino que los había juntado; vio también como un jinete cruzó el camino sin siquiera notar que ellos estaban allí. 

Siguieron avanzando hasta llegar a un pequeño monte donde se podía divisar toda esa mágica tierra. Se cubría de verde hasta donde la mirada podía llegar. Cientos de árboles cubrían la tierra; manantiales de agua cristalina corrían creando riachuelos por diversas partes del valle; y, lo mas importante para todo mago, fuentes de energía mágica.  

Los cuatro magos habían mantenido silencio durante todo momento, pero entre miradas parecían conversar. Asombrados por el paisaje, habían olvidado mirar lo que tenían más cerca de los ojos. Bajando la mirada vieron una roca en el suelo, la cual estaba grabada con antiguas símbolos que decían "Bienvenidos grandes maestros a su nueva casa. Bienvenidos al valle de Ekrom". 

-Ekrom?- preguntó el mago vestido de azul-. Maestros? Pero si aun soy un mago recién salido de la escuela de magia
-Al igual que yo- le respondió otro de los magos que vestía también con túnica, pero estas de color rojo-. Será que hemos llegado a un lugar secreto en el cual no deberíamos estar?
-Una tierra virgen- dijo el tercero que vestía con ropas negras-, este debe ser el ultimo lugar en toda Terra que no ha sido tocado por nadie.
-Es lo que parece- dijo el último que a su vez vestía de blanco-. Ekrom nos ha llamado por alguna razón a nosotros cuatro- dijo con mucha seguridad-. Creo que deberíamos averiguar por que- y después de decir esto se presentó a los demás-. Mi nombre es Zeridian.
-Yo soy Avahor- dijo el mago vestido de azul-.
-Yo me llamo Kripper- dijo el de rojo-.
-A mi me puede llamar Paco- dijo el de negro-.

No se tomaron la molestia de explicar de donde venía cada uno, pensaban que era una perdida de tiempo estar hablando de tantas cosas del pasado, que irónicamente no era un pasado muy largo. Conversando pudieron entender al menos una de las razones por las cuales sus caminos se cruzaron, tenían en mente los mismo ideales y aun proviniendo de ordenes diferentes de magia pensaban canalizar sus fuerzas para el mismo fin. Caminaron por unos minutos más.

-Creen que alguien más pueda llegar a este lugar?- dijo Paco mientras dirigía su mirada al lugar por donde habían entrado-.
-No creo- respondió rápidamente Zeridian-, la barrera mágica que oculta a Ekrom se volvió a cerrar después que entramos.
-Hey!- interrumpió Avahor- Miren eso!-y mientras decía esto señaló una fuente de energía mágica que estaba cerca. Alrededor de esta giraban cuatros luces de cuatro colores: azul, roja, negra y blanca-. Creo que es allí a donde tenemos que ir.

Sin decir más apresuraron el paso a través del valle hasta llegar a la fuente de energía. Una vez cerca, las luces se juntaron y del resplandor emergió un espíritu con rasgos femeninos.

-Bienvenidos maestros- y la voz cautivó los oídos de los magos con un tono dulce y melodioso. Al acercarse a los magos el espíritu adoptó una forma humana, como la más hermosa mujer que haya pisado Terra-. Soy el espíritu de Ekrom. En tiempos antiguos fui una maga de la orden natural, soy responsable de la creación de este valle y de la barrera que lo protege. Soy yo quien invadió sus sueños y los traje hasta aquí; sin embargo, serán ustedes los responsables de cuidar el valle de Ekrom y defenderlo de las fuerzas oscuras que cubren Terra nuevamente. Estoy segura que tienen muchas dudas sobre este lugar y sobre todo lo que esta sucediendo, pero aquí estoy para ayudarlos y guiarlos- concluyó el espíritu-; pero habrá tiempo luego para responder a todas sus dudas, por ahora necesito que construyan un reino en este lugar.
-Un reino?- preguntó Kripper- Un momento! Solo una pregunta, y estoy seguro que los cuatro necesitamos esta respuesta ahora, que de especial tenemos cuatro magos que recién han terminado la escuela de magia?
-Los conocimientos sobre la magia es algo que nunca se deja de aprender- explicó el espíritu-, pero ustedes tienen algo especial que otros no tienen. Avahor, líder entre los lideres y maestro de la magia fantasmal, entre los cuatro serás el rostro del reino y los demás lideres confiaran en tu sabiduría. Kripper, señor de la magia de aniquilación e, irónicamente, gran negociador; tu capacidad para convencer a otros es única. Zeridian, gran maestro de la orden ascendente y unificador, sin tu capacidad para resolver conflictos internos o externos no habría estabilidad en el reino. Por último, Paco, maestro de la magia oscura, tienes la habilidad de ver dentro de las personas, ver las almas y comprender las intenciones de los demás lo cual será vital al reclutar magos para su causa- el espíritu guardó silencio unos segundos, como temiendo haber dicho más de la cuenta y repitió-. Entonces Señores de Ekrom, construirán un reino en este lugar?

martes, 10 de marzo de 2009

Introducción

El reino había caído en la corrupción. La que alguna vez fue una ciudad modelo, lo que fue un reino ejemplar, se convertía cada día en una tierra sombría donde los intereses personales eran lo más importante y las ansias de poder consumían a casi todos. 

Ekrom había perdido toda su belleza y parte de su magia. Los caminos que conectaban las diferentes ciudades del reino eran ahora inseguros. Los comerciantes eran asaltados y despojados de sus mercaderías. Las relaciones diplomáticas con otros reinos se hacían más débiles conforme pasaban los días. Las cartas diplomáticas no llegaban a sus destinos o simplemente nunca eran enviadas. Fue así como se perdieron las viejas alianzas con los reinos de Olry y Tashara.

Las puertas de Ekrom habían cumplido su tiempo útil muchos años atrás. Las guerras habían dejado su huella a lo largo de toda la muralla que rodeaba la ciudad. La barrera mágica, que alguna vez la protegió, no era siquiera recordada por los ciudadanos, solo algunos viejos magos recordaban que algún día existió y lo que sucedió el día de su destrucción.

En las calles ya no se sentía la alegría de quienes vivian por el bien; todo lo contrario, se percibía un odio reprimido contra todos. Nadie recuerda cuando empezó a cambiar todo; sin embargo, recuerdan que junto con ese odio llegó la desconfianza hacia los extranjeros, llegaron los espías y llegaron los magos asesinos.

A lo largo de los jardines –que habían perdido su color- que se dirigen al Castillo de Kendor deambulaban cientos de personas; cada una con una queja o petición esperando ser oída. En el Castillo de Kendor habitaba el último de los Cuatro Antiguos; quien, según las profecías, llevaría a Ekrom a la gloria y la haría desaparecer tal como apareció. Sin embargo Zeridian creía firmemente que el oráculo había cometido un error con tal profecía. El siempre supo, dentro de si, que llevaría a Ekrom a la ruina.

Dentro del Castillo de Kendor, en el Salón de la Sabiduría, Zeridian se reunía con su nuevo, y quizás último, pupilo: Astar. Este viejo salón fue uno de los primeros en ser construidos dentro del Castillo Kendor. En el se contenía toda la historia de Ekrom y gran parte de la historia de Terra. Era este un salón de estudios para los nuevos magos.

-Entonces maestro, no hay forma de salvar a Ekrom- pregunto Astar-. No existe una forma de hacer que el reino sea lo que alguna vez fue?
-Para lograr eso- respondió Zeridian-, primero tendrías que conocer los inicios de Ekrom.
-Como se fundo Ekrom maestro?
-Ekrom no fue fundada- respondió Zeridian mientras revisaba un viejo libro de un estante-. Ekrom dejó ser descubierta. Toma asiento- y diciendo esto hizo un gesto para que Astar se sentara junto a él- puede que esta sea una larga historia.